martes, 29 de enero de 2013

25/6/12 A las puertas de Inuvik



      Despertamos tarde y apuramos al máximo el tiempo de estancia en el hotel. En los sitios remotos todo es extremadamente caro. Hablo con la mujer de la limpieza que es Mejicana y nos echamos unas risas. Añora su país pero le pagan muy bien en este lugar.

      Repostamos y me choca ver a pocos metros un helicóptero repostando como nosotros. A la hora de pagar el piloto desembolsa 4729 $ canadienses, aceptan la tarjeta y se va volando.

      A unos 30 km entramos en el Círculo Polar Ártico. Mucha gente llega hasta aquí, se hace la foto en el cartelón y vuelve por donde ha venido.

      La pista se torna más dificultosa. En algún lugar incluso hace de pista de aterrizaje de emergencia. El mantenimiento de la carretera se realiza por tramos. Cada tramo lo lleva una empresa de mantenimiento. Las hay que solo extienden grava, de alguna montaña cercana, y dejan que sean los mismos vehículos quien apisonen las piedrecillas. Es una pista traicionera, muchos acaban en la cuneta. Hay que tener en cuenta que esta superficie degrada muchísimo los pneumáticos pensados en general para circular por asfalto, no es extraño ver gente cambiando ruedas.

     Seguimos nuestro viaje y el bosque con pequeños pinos, llamado Taiga, da paso a llanuras, llamada Tundra. En una de las paradas obligatorias para cambiar el agua al canario, piso fuera de la grava. Es una sensación extraña. Es como pisar esponjas. Ahora están secas, pero húmedas o nevadas debe de ser muy difícil caminar por aquí sin unas raquetas. Los osos y los alces se mueven perfectamente gracias a sus adaptadas extremidades.

     En esas estábamos cuando empieza a llover. Una tormenta acompañada de relámpagos que caen muy muy cerca. Creed me es naturaleza pura!. Te sientes pequeñísimo!. No hay pararrayos, no hay árboles, no hay nada que te cobije. Sólo queda seguir y que el rayo se fije en otro sitio para tomar tierra.

     Nos cruzamos con el grupo de Robin y su hermano ( los de Toronto con los que coincidí en el camping de White Horse), con la densa lluvia y el firme resvaladizo sólo podemos cruzar unas V's. Me hubiera gustado hablar con ellos un rato. Unas ciclistas amigas de Alvaro, @biciclown, están debajo de la lona esperando que deje de llover tan fuerte, me paro las saludo, les pregunto si están bien o necesitan algo y prosigo.

     En este tramo Miquel, Alicia y yo seguimos ritmos diferentes. De vez en cuando nos esperamos y proseguimos. En una de estas paradas paramos a comer. Cada uno pone una cosa y compartimos. Alicia come un poco y sigue. A la hora de arrancar la moto de Miquel, esta no arranca. Oigo la bomba de gasolina como alimenta la inyección. Tenemos un intento para ponerla en marcha a empujón. Lo logramos , pero se vuelve a parar ( Los bornes se habían aflojado del camino y de los viajes transcontinentales).

    Voy en busca de Alicia, suerte que estaba pasándoselo como una niña a bordo del ferry, esperando nuestra llegada. Volvemos atrás y ponemos los cables. Nos ocupa mucho tiempo y me siento muy cansado.

    Pasamos el ferry sin parar la moto de Miquel. Seguimos y seguimos, al salir al medio día y el sol no ponerse da una sensación rara de estar en "el día de la marmota".

    Llegamos al segundo ferry previsto a las 23h. En invierno dicho río se hiela y se circula por encima del hielo. Dicho ferry hace un recorrido de 1h entre tres puntos en la confluencia de dos caudalosos ríos.

    A las 00h llegamos a la otra orilla. La batería vuelve a fallar pero nos deja poner los cables un lugareño a su pedazo de pick-up.

    Nos proponemos hacer los 160km que faltan y descansar una vez llegados a Inuvik. A lo tonto ya llevamos unas doce horas conduciendo sobre arena, grava, charcos....

    El sol vuelve a subir y da la falsa sensación que te has vuelto a levantar. Pero realmente somos zombies en moto. En un momento de cordura decidimos buscar un sitio para acampar y descansar un poco. Lo encontramos a 80km de Inuvik. Era cerca, pero a lo mejor no hubiéramos llegado.

    El sitio no estaba mal, al lado de un ruido, con mesas y zona para encender una fogata, pero..... cuando crees que nada puede ser peor....

                                                                   MOSQUITOS!!!!

    Hasta este momento no era consciente de que me hubiera entrado un mosquito en la boca. Escupí tres!

    Montamos las tiendas en tiempo récord y con mímica. Después de los cinco minutos de rigor matando mosquitos dentro de la tienda llegó el sueño instantáneo.

    No se ha puesto el sol.....

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